Somos una generación afortunada, y aún no somos conscientes de cuánto.
Hemos crecido en libertad, no hemos conocido las prohibiciones, ni las guerras, ni él hambre. Hemos ido al colegio, hicimos la EGB, para mí, el mejor formato que ha habido hasta la fecha. Nuestros padres nos dieron la opción que ellos no tuvieron de seguir estudiando, que por supuesto habrá de todo, pero no había las mismas facilidades y oportunidades que hay ahora, sobre todo para los que no eran de ciudad.
Hemos jugado en la calle, nos hemos peleado y hemos hecho las paces a los cinco minutos, sin meter a nuestros padres en ello, y si lo hacían, era para decir: ¡nada, ni caso, cosas de críos! Nos hemos hecho sangre en las rodillas, y con un poco de "mercromina" todo estaba solucionado.
Los Reyes Magos, traían lo que podían, que los camellos no estaban tan fuertes como ahora, y nos daba igual, éramos felices con lo que había. La mayor parte de veces, la ropa nos la hacían nuestras madres, y lucíamos orgullosas nuestros modelos, ¡me río yo de la pasarela Cibeles! Teníamos dos o tres pares de zapatos, con suerte, y los cuidábamos con mimo.
Veíamos la tele en blanco y negro, y un ratito al día, y cuando nuestros padres decían: ¡se acabó!, no había más discusión, ¡y eso que éramos el mando a distancia! Teníamos el mismo respeto por ellos, que por nuestros profesores, ya que ellos, eran los que decidían, no nosotros. Además, si no hacías caso de unos y otros, tú madre decía la famosa frase de: ¡ven, si no te voy a pegar!
Un ¡no!, era sagrado, y no nos traumatizaba. Compartíamos juguetes, y si no los había, los inventábamos, de hecho, el mío preferido, era que mi hermana, me construyese un coche o un camión, con una caja grande de cartón.
¿Qué nos ha pasado? ¿En qué momento hemos perdido el Norte? ¿Por qué los niños, ya no son niños, sino seres pegados a un monitor? ¿Dónde han quedado los valores que nos enseñaron a nosotros? ¿En qué momento del camino nos hemos despistado? ¿Por qué nos empeñamos en desenterrar un pasado, que nosotros no hemos vivido, y que no nos favorece en nada, en lugar de buscar lo que nos une?
Quiero volver a ser niña. Volver a recuperar la inocencia perdida. Cerrar los ojos y dejar volar la imaginación, y que me lleve, donde jugaba hace años. Donde no había rivalidad, ni odio, ni juicios sin sentido. Donde los sentimientos eran puros, y el futuro esperanzador.
Espero que todos despertemos a tiempo, sigamos unidos, y hagamos que todo por lo que trabajaron nuestros padres, merezca la pena.
Mañana, más y mejor.
Ana Marlo
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