lunes, 5 de noviembre de 2018




Y van 44

A punto de cumplir los 44, como cada año hago balance de estos últimos 365 días, en los cuales mi vida ha dado un giro de 180 grados. Nunca sabes como, ni con quien te va a sorprender la vida.

Un día me levanto siendo madre y “suegri”, y me acuesto siento futura abuela...¡que impresión! En ningún momento he tenido dudas, es uno de los mejores regalos que me podía hacer la vida. 

Hay gente que hubiese puesto el grito en el cielo, y lo entiendo, cada cual es como es, pero para mi es una bendición. Dos veces he estado a punto de perder a mi hijo, así que llamadme rara, pero de no tenerlo, a tener ahora un trocito más de él en una nueva vida, que por cierto se llamará Martina y nace en Marzo de 2019, es un regalo De Dios (o de lo que queráis), de esta maravillosa vida, que no puedo sino acoger como se merece, con alegria y con unas ganas enormes de verle su carita. Si, lo sé, voy a ser una abuela muuuuy loca, pero seguro que no seré tan nefasta...¡digo yo!



Sigo teniendo a mis padres, mayores, si, pero ahí están dando aún lo mejor de sí...sobre todo mi madre que es incombustible, imparable y ¡que es capaz de agotar al más pintado! ¡que energía por Dios! ¡Me agota solo con contarme todo lo que ha hecho en una sola mañana! Ya le he dicho que quiero la misma mierda que esté tomando ella, pero oye, que no, que me mira por encima de las gafas con cara de: estás fatal, háztelo mirar. Por muchas más miradas fulminantes, y muchos más años haciendo tortillas de patatas insuperables. 

Y también en lo sentimental todo ha cambiado. De repente llega alguien que entra en tu vida como un elefante en una cacharrería, pone todo patas arriba, tira muros que creías infranqueables, rompe esas reglas estúpidas que te has puesto de: NUNCA MÁS!!! Y descubres que más allá de todo lo que creías “normal” hay algo excepcional. Y das gracias cada día de que haya entrado y te haya descolocado. Porque no tienes que darle explicaciones a nadie, ya que solo uno mismo es dueño de su vida y su destino. Porque los que de verdad te quieren se alegran de cada cosa buena que te pasa sin importarle nada más, sin hacer más preguntas, solo te miran a la cara y ven la felicidad, y les basta. Con esa gente me quedo, y contigo, que has venido a convertir mi vida en una montaña rusa de emociones. Gracias por quererme, así, loca y todo. 

Y a vosotros, a los amigos de verdad, o conocidos que os alegráis de corazón de lo bueno que pasa: GRACIAS. Por estar a mi lado. Por ser tan increíblemente necesarios para mi. Por aportar cada día experiencias nuevas en mi vida. Por esos cafés en la mañana que curan todo. Por esas llamadas de teléfono que reconfortan el alma. Por esas cervezas de los viernes con tantas risas. Por esa comida o cena una vez al mes cuando cobras. Por esos paseos hasta la playa todos los días soportando mis lagrimas. Por tanto y tanto que me aportáis. Una y mil veces: ¡GRACIAS!

Y a los que criticáis, que total es gratis, gracias también, porque me hacéis más fuerte, y me hacéis ver que no importa lo que digáis, sino lo que yo viva, puesto que mi historia, mi vida, mis sentimientos, y todo el amor que me rodea, hace lo demás sea totalmente insignificante.

A todos, sin excepción, os quiero.


Feliz y maravillosa vida!! 😘😘