viernes, 6 de septiembre de 2019

El corazón no entiende de memoria.



    Un café a mi derecha, el ordenador frente a mi y la cabeza llena de pensamientos y sentimientos para escribir este artículo.

       Hoy estoy nostálgica, melancólica…supongo que como todos vosotros, que tenemos días de todo, pero hoy, antes de sentarme a escribir, he mirado hacia las ventanas de mis vecinos y de repente, muchos recuerdos de mi niñez y juventud han vuelto a mi memoria y me he acordado de ellos, de los que ya no recuerdan, de los que sus mentes están desconectando o ya lo han hecho.

      Cuando nos hacemos mayores los recuerdos son nuestra salvación, lo que nos queda de una vida de lucha y sacrificio, y de repente tu mente o bien por el desgaste de los años o por enfermedad, nos arrebata lo único que de verdad es nuestro, nuestras vivencias.  No quiero imaginar que puede ser vivir sin recordar a tus hijos, tus amigos, tus amores y desamores, las risas o las lágrimas derramadas…..todo forma parte de nuestra vida, todos esos recuerdos nos forjan como personas, y de repente….todo termina.

     Yo bromeo mucho con la poca memoria que tengo, me llamo a mi misma Dory, pero la verdad es que nos tomamos muy a la ligera algo que tiene mucha no, muchísima importancia. Llevamos cosas de más adelante, nos preocupamos por cosas que seguro que si nos paramos y reflexionamos, tienen una solución mucho más fácil, pero por ir tan deprisa no la vemos. Pensamos que somos unos afortunados por la era tan tecnológica que vivimos, pero en realidad somos sus esclavos. Pasa la vida frente a nosotros mientras perdemos el tiempo mirando una pantalla. Nos pasamos el día corriendo de un lado para otro como pollos sin cabeza, y quizá lo único que conseguimos con esto es adelantar precisamente ese “mañana” y que de repente llegue un dia, y ni siquiera recuerdes el hoy, y mucho menos el ayer.

     Parémonos un poco. Vamos a mirar lo que tenemos alrededor y disfrutrarlo, tocarlo, respirarlo, mimarlo….y almacenarlo en nuestra memoria mientras podamos. Salgamos a la calle con una sonrisa, mirando hacia esos balcones que nos rodean, y si en alguno hay alguien asomado regalémosle un saludo, uno para recordar. Si vemos a un amigo, a un familiar, démosle un abrazo, un beso, ¡por que no! pero uno de esos que no se olviden nunca, porque si hay algo que nuestra memoria no desecha nunca, es el amor. Quizá cuando ese tal Alzheimer o su colega la Demencia Senil llegue a nuestras vidas, (esperemos que sea  a las menos posibles, y si llega que tenga solución) no sepamos quien nos abraza o nos regala un beso, pero si sabremos distinguir qué es amor, el que no necesita palabras para entenderse, el idioma universal que menos hablamos.

     No hace demasiado tiempo, encontré a uno de los pilares de mi vida sentado en su sitio habitual de la mesa, con la cabeza agachada y los ojos llenos de agua. Me senté a su lado y le pregunté que le pasaba, a lo que me contestó: "me acuerdo más de lo que hice de pequeño, que de lo que hice ayer", a lo que mi respuesta fue: "eso es porque no era tan importante lo que hiciste ayer". Sonrió y nos pusimos a hablar de sus amigos y batallas en aquellos maravillosos años, y mientras él hablaba, yo sólo podía mirarlo a los ojos y pensar lo afortunada que soy de ser su hija, y de que la demencia senil sea tan lenta en esta ocasión.
   Yo quiero recordar cada uno de vuestros abrazos, de nuestros cafés juntos, o simplemente de los saludos. Quiero recordar siempre, a todos y cada uno de los que formáis parte de mi vida de alguna u otra forma. Quiero saber que quien me habla es mi hijo o mi nieta, que quien me besa es mi pareja, y las enseñanzas de mis padres, pero si llega el día en que no me acuerde, espero que vosotros si lo hagáis de mi, y cuando eso suceda que lo hagáis con una sonrisa porque he significado algo en vuestras vidas, o simplemente para que digáis: “La Marlo” no es que estuviese loca, es que era de mente divertida.

     Sea como sea, siempre recordaré el amor, porque el corazón no entiende de memoria, pero hoy y todos los días venideros, mi recuerdo y mi amor va para ellos, los enfermos y sus familiares.

     Se os quiere y no se os olvida.
     Feliz y maravillosa vida.

miércoles, 24 de julio de 2019

Juventud, divino tesoro


   



  Cuando somos jóvenes, siempre pensamos que nuestros padres, tíos, etc, han nacido ya así, mayores y con ideas muy arcaicas para nosotros, pero conforme avanzamos, nos damos cuenta de que estábamos equivocados no, lo siguiente. Nos damos cuenta de que en realidad vivíamos en un mundo paralelo y a veces irreal, tal cual pasa ahora a nuestros hijos, pero con la diferencia de que la educación fue totalmente diferente, y ahora es cuando me meto en terreno pantanoso y quizá no pueda salir, pero como soy temeraria, que en eso no he cambiado, pues allá voy.


     Tus padres eran estrictos con la educación y en el colegio lo eran con la enseñanza. Los padres tenían autoridad y los profes también. Recuerdo que cuando un profesor me decía: voy a llamar a tus padres, a mi el alma se me encogía, y quizá era simplemente para decirles como iba en clase, pero a mi se me venía el mundo encima, y no por miedo a unos o a otros, no, porque tenía tal respeto por ellos, que me daba pánico haber hecho algo mal, porque en esos años si el profesor decía “esto está mal” no había discusión válida con tus padres, porque ellos lo apoyaban al cien por cien...igual que ahora, que oye, también hay excepciones, pero por norma general, han perdido todo el respeto a unos y a otros.



     Una mirada de mi padre bastaba para que me quedase clavada en la silla, hoy en día miras así a tus hijos y ya no solo es que el niño o niña en cuestión te diga que por que lo miras así, es que si estás en un sitio público y se te ocurre reñirle, son los mayores los que te miran de tal manera que parece que estés cometiendo un crimen, y siempre está el tonto de turno (por cierto, que felices éramos cuando solo había un tonto por pueblo, ahora das una patada a una piedra y tienes que volver a colocarla porque no hay sitio para tantos) que te da lecciones de cómo criarlos y educarlos, y esto te lo dice mientras el suyo está saltando de silla en silla molestando a todos los comensales...pero claro, luego llega la juventud, y a ver como le explicas a ese niño o niña que siempre ha hecho lo que le ha dado la real gana, que no puede seguir haciendo lo mismo, que te suelta un: ¡que sabrás tu!



     Vuelvo a repetir que hay de todo, afortunadamente, pero estamos creando una sociedad de jóvenes carentes de valores, respeto, humildad y con un nivel cultural bajo mínimos, que los convierte en carne de cañón cuando pasen a la vida adulta, cuando se den cuenta de que no siempre pueden comprarse unas zapatillas de marca, el televisor más grande o el coche más potente, porque su sueldo no le llega. Que los padres no tenemos la obligación de sacarles las castañas del fuego porque nosotros ya nos quemamos las manos para sacar las nuestras, y que no por ello somos peores, simplemente queremos que valoren lo que cuesta sacar una casa adelante, o mantener una familia, incluido el perro.



     Lo llaman progreso, pero creo que estamos yendo en sentido contrario, creo que estamos adelantando a los niños a tener una juventud prematura que no les corresponde por edad, y eso los desestabiliza un poco...aunque claro, de estables yo no debería hablar, porque siempre he sido bastante diferente, pero eso si, con los pies muy en la tierra y sin colgar a nadie el San Benito de solucionarme la vida.



     Juventud, ese tesoro que pensamos nos va a durar toda la vida, pero que de repente un día te miras al espejo y descubres arrugas donde antes no las había. En lugar de discotecas plagadas de gente prefieres ir a un lugar tranquilo donde si estás solo mejor. Escuchas música y todo te parece...vamos a dejarlo en “no muy normal”, y sobre todo, cuando en una reunión de amigos, te das cuenta de que en lugar de hablar de temas molones, estás hablando de lo que te duele y de las medicinas que tomas...ahí, ahí es cuando dices: pues que se ha ido, que la juventud se ha jubilado. Y ese día es cuando miras a tu alrededor, y por más que quieras hacerles entender que todo es caduco, sabes que solo la vida podrá enseñarles, que nada es fácil, que todo hay que trabajárselo...lo dicho, el camino de la vida se encargará de mostrárselo.



     Y para finalizar, ¿sabéis que es lo que más me jode (podría poner “fastidia” pero entonces no sería yo) y fue cuando me di cuenta de que mi juventud se estaba yendo al carajo? Cuando una niña monísima de unos veintitantos me llamó señora...ahí se me cayó el tambaliche al suelo y dije: Ana, esto ya no tiene solución, vive que esto va cuesta abajo y sin frenos.


Feliz vida.


jueves, 27 de junio de 2019

Carta a mi nieta Martina.






     Hace poco más de tres meses que me he estrenado como abuela, según tu bisabuela María soy la “abuela loca” pero eso no es nada nuevo, bueno, lo de abuela si lo es. 

     Ver tu carita por primera vez, fue una sensación indescriptible, solo comparable a ver a tu padre también por primera vez hace veintitres años. 

     En estos meses, he tenido la suerte de poder verte crecer, y lo que nos queda, de ver como cada día haces cositas nuevas...y tus primeras carcajadas, eso, ha sido maravilloso.

     No sé cómo seré como yaya, no me digas abuela que me hace sentirme más mayor, pero te prometo que sea como sea, te querré infinitamente, siempre, e intentaré darte los mejores consejos, con el permiso de tus padres, porque la experiencia dicen que es un grado, aunque luego pases de ellos, de los consejos, bueno, y de tus padres también lo harás, creo que casi todos hemos pasado esa fase, pero con el tiempo aprenderás que son imprescindibles en tu vida, incluso pasarás de mi, pero ahí estaré incansablemente como la yaya pesada que soy, para que nunca pierdas de vista el camino.

     No tengo grandes lujos que ofrecerte, pero si estaré ahí a cada paso que des en esta maravillosa locura que llamamos vida, para  reír contigo, oír tus primeras palabras, e incluso que llores en mi hombro cuando crezcas, porque ahora mismo en mi hombro solo te duermes y babeas,  pero cuando sientas que el mundo no te entiende, porque también llegarán esos momentos, ahí seguiré, porque querida mía, en eso de ser incomprendida, te aseguro que soy una experta, porque como te irás dando cuenta, no soy una abuela convencional. 

     Seas como seas, hagas lo que hagas, todo saldrá bien, y no todo será una fiesta, pero te enseñaré a saltar los obstáculos y tomarlo todo con el mayor sentido del humor y del amor, porque así hay que tomar esta vida. Te enseñaré a ser valiente, decidida, emprendedora, autosuficiente, aunque siempre la última decisión la tendrás tú. Pero todo lo irás aprendiendo a su debido tiempo. 

     Has venido a un mundo que se ha vuelto loco por momentos, pero tú has llegado a hacerlo mucho más bonito, de eso estoy segura, al menos mi mundo, el de tus padres, y el de todos los que estamos a tu alrededor. 

     Ver tu sonrisa cada día me da una fuerza impresionante, y ¿sabes por qué los abuelos disfrutamos más a los nietos que a los hijos? Porque no son una obligación, sino una devoción, lo que no quiere decir que el amor sea menor, en absoluto, es intensamente grande, pero los encargados de educarte son papá y mamá, los abuelos estamos para consentir, en su justa medida, eso si, que tampoco es cuestión de echar por tierra el trabajo de educarte, que para nada es fácil, se olvidaron ponernos un libro de instrucciones cuando venimos al mundo. 

     El próximo 26 de Julio, además de celebrar mi onomástica (es el día de Santa Ana y San Joaquin), también celebraré mi primer día de los abuelos, y eso, mi pequeña guerrera, te lo debo a ti, como tantas otras cosas.

     Recuerda siempre, querida Martina, que ya te quería antes de verte de forma incondicional, porque es la única forma en la que sé hacerlo, y así lo haré hasta mi ultimo día.

PD:  Hay algo que tus padres tienen muy claro, y es que conmigo crecerás a ritmo de rock’n’roll.

Feliz vida. 

jueves, 23 de mayo de 2019

SIMPLEMENTE ORGULLO

   




     


       Se acerca un año más el 28 de Junio, día en el que se celebra el orgullo gay.


      Parece mentira que aún estando en pleno siglo XXI tengamos tanto que
avanzar en algo tan natural como el amor entre dos personas. ¿Qué más da que
sean del mismo sexo? ¿Acaso a mi me perjudica con quien se acuesta o se levanta
cada cual? ¿Por qué tengo que dar explicaciones de si soy gay o heterosexual?
Si a mi nadie me juzga por mis gustos sexuales, ¿quiénes somos para juzgar a un
semejante por tener gustos diferentes? 


      El amor es amor. No entiende de colores ni de género. No tendríamos que
hablar de armarios o de aceras. Cada cual camina y sale de donde le apetece
en el momento que lo considera oportuno. Todos, bueno, casi todos somos
capaces de crear una familia y tener hijos, ya sean naturales o adoptados, lo
importante es enseñar a esos niños que el respeto y la comprensión está por
encima de todo, siendo indiferente si esa familia es de hombre y mujer, monoparental
o compuesta por dos personas del mismo sexo. Lo primordial es que se les inculque 
algo tan necesario como el respeto a los demás. Un respeto, que hará mucho más
fácil la vida en este loco mundo en el que vivimos. 


      Todavía queda una parte de la sociedad, que considera la homosexualidad como
una enfermedad…bueno,más bien la enfermedad está en el cerebro de aquellos
que piensan así, y eso por desgracia si que no tiene cura, y además crea alergia, sin
ir más lejos a mi me salen salpullidos cuando me tropiezo con algún ser así, y lo peor es
que no encuentro ningún repelente para que no se acerquen, así que habrá que tirar
de ingenio y respirar hondo para no tener que ponernos a su altura.


      Estoy segura, o al menos es mi deseo, que muy pronto todo esto quedará en
cosa del pasado. Y seguiremos celebrando ese día, no porque sea necesario llamar
la atención sobre el colectivo LGTB que tanto tienen aún por lo que luchar, sino
porque ¿a quién le amarga una fiesta? Además tenemos la inmensa suerte de que
la ciudad que más afluencia de público tiene en toda Europa, está en nuestro país, y
se trata de nuestra capital, Madrid, donde se congregan cada año más de dos millones
de personas que disfrutan de un día lleno de color, música, baile y sobre
todo, acercamiento.


     Aprovechemos para ponernos las plataformas y dar rienda suelta a la Drag Queen
que algunos y algunas llevamos dentro. Pongámonos en los zapatos del 
prójimo y sabremos que tal se anda.

      Pero sobre todo, sintámonos orgullosos de ser abiertos de mente y corazón. 

      Love is love. 

      Feliz vida.

      Dedicado a todos mis amigos y amigas, y a los desconocidos, que aún siguen
luchando por una igualdad que les corresponde por derecho, y por los que siento simplemente, ORGULLO.